La meta no es el camino

Una idea puede cambiarlo todo


Los seres humanos funcionamos con estímulos, con metas. Perseguimos objetivos basándonos en nuestros gustos. Ese deseo de llegar a alguna parte es lo que nos mueve con una fuerza increible, lo que nos ilusiona, nos hace sentirnos bien, realizados y nos hace pensar que lo estamos haciendo bien. Podemos estar tranquilos, respirar y seguir adelante.

Desde un trabajo que puede ser nuestra pasión o al menos tener compensación de alguna otra forma, o una relación con alguien en la que para hacerle feliz buscas entre mil regalos. O las marcas que te puedes poner para alcanzar en un deporte o subir el himalaya, hasta motivaciones como puede ser formar tu propia familia. Son solo algunos ejemplos de lo que somos capaces de hacer cuando tenemos metas claras.

Uno de los grandes problemas que hay en la enseñanza es justo esto. Lo primero que se debería hacer es orientar a los niños y no tan niños en multitud de profesiones. Es más debería haber una asignatura dedicada a este cometido en concreto, en donde se fuesen viendo todas las profesiones y más adelante pudieras ir eligiendo asignaturas más enfocadas en una u otra profesión, de una manera mucho más práctica. Y es que ¿Cómo te vas a esforzar si te falta motivación o una meta bien definida? Esto es lo que les falta a muchos jóvenes para tener un futuro.

Pero como siempre podemos ir mucho más haya y aplicar esta idea a la vida en todo su conjunto. Así que yo diría que al igual que necesitamos conocer nuestras metas para poder alcanzarlas, para tener un futuro, para tener esperanza e ilusión por vivir, de la misma manera y con más sentido todavía si cabe, necesitamos una meta a largo plazo. Si no sabes dónde quieres ir, difícilmente vas a llegar. Y si piensas que tu destino final es una caja de madera bajo tierra, o peor aún, desaparecer y dejar de existir, ¿Dónde te lleva eso? ¿Qué manera de pensar es esa? ¿Esa es tu meta final en la vida? Que desalentador y que desagradable, seguro que prefieren no pensarlo mucho y no me extraña. Solo les queda vivir por vivir. Disfrutar del momento dicen, lo cual es buena idea pero solo si lo enlazamos con algo más trascental porque si no pierde su auténtico valor. Me refiero a la vida eterna.






Hay muchas maneras de vivir la vida y según la vivas cambia totalmente el sabor de cada acción. Porque de la misma forma que haces algo por otra persona y mientras lo haces solo piensas en ella, en la alegría que se va a llevar, el trabajo y esfuerzo que haces no sabe igual, lo haces con gusto. Si miramos cada cosa que hagamos, cada momento y cada decisión desde esa perspectiva, todo cambia. Miremos pues la vida terrenal desde la perspectiva de la vida eterna, alegrando a Dios con nuestras acciones y disfrutando al hacerlo, disfrutando con un significado auténtico.

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