El tiempo ya no nos pertenece
Recuperemos lo que perdimos
en
este infinito compañero atrapados.
Atrapados
estamos.
Viscoso
ingrediente de la vida,
que
nos persigue desde el soplo divino
hasta
el último latido.
Cabalgamos,
a veces a su lado, a veces enfrentados.
Pero
llega la hora, cuando lo perdemos,
de
morir en sus manos;
de
hacer de la muerte el primer segundo fuera del tiempo.
Ya
no es nuestro lo que antes nos perteneciera,
el tiempo.
Escaso,
acaso ¿nos lo han robado?
Si supieramos hacer de él nuestro amigo fiel,
cuando
muriese y nosotros con él,
seriamos
uno, seria nuestro.
Se
dice que el tiempo es oro, es decir que es algo muy valioso. Esto es
en primer lugar porque el tiempo es algo limitado, más escaso para
unos que para otros, más aprovechado o más desperdiciado. A cada
uno se nos da un tiempo, no sabemos cuanto, pero cada uno es dueño
de su tiempo y puede hacer con él lo que quiera, “solo nosotros
podemos decidir que hacer con el tiempo que se nos ha dado”.
Dentro
de la teoría de la relatividad, vivimos en el espacio-tiempo, cuatro
dimensiones, de las cuales una se nos escapa por momentos, nunca
mejor dicho. Es la dimensión que avanza en linea recta y que peor
controlamos. Solo podemos retroceder en nuestro pensamiento o en el
de los demás, y avanzar de la misma manera, son los únicos viajes
en el tiempo posibles. Ideas derivadas del tiempo se complican
todavía más: la eternidad, tiempo sin principio ni fin. Cuesta
imaginar que el tiempo no tenga un primer momento donde el segundero
del universo contabilizó el primer segundo. O tiempo infinito de un
reloj que no puede agotarse. Y sin embargo, no es la eternidad el
tiempo que conocemos. Dios, alfa y omega, principio y fin de todas
las cosas, vive fuera del tiempo. El tiempo que vemos como una recta,
se curva en el creador del tiempo uniendo un extremo con otro, el
origen y el final, una circunferencia que permite desdoblar el tiempo
y prescindir de sus leyes. Una curvatura en el espacio-tiempo. Pero
yo no sé nada de estos misterios.
En
general el tiempo que se nos ha dado nos pertenece pero hay muchas
cosas que nos lo roban. Primero nos quita tiempo el propio cuerpo,
tenemos necesidades que cubrir que llevan mucho tiempo, aunque
algunas son parte de lo que nos gusta hacer, muchas otras no. Por
ejemplo para poder comer, dormir y estar caliente, además del propio
tiempo que lleva conseguirlo, empleamos tiempo para conseguir el
dinero que nos proporciona los medios para poder hacerlo. Así uno de
los primeros motivos para estudiar o trabajar en la vida es debido a
esto. Más tiempo. Cantidades ingentes de nuestro tiempo para poder
empezar una nueva vida, para tener un futuro, osea para tener tiempo
para nosotros, es algo irónico ¿no te parece? Es una inversión,
gastar tiempo para conseguir tiempo. Podríamos decir que eso es la
vida: un desgaste de tiempo para conseguir más tiempo.
Pero
además el desgaste de nuestro tiempo principalmente es debido a los
demás, a nuestros semejantes. Desde todos los servicios que nos
hacemos unos a otros, como puede ser entregar una pizza o vendar una
herida, por ejemplo, hasta vidas enteras a veces dedicadas a los
demás. Esto puede ser positivo o negativo, todo depende de la
intención y los resultados del tiempo invertido.
Muy importante es
valorar los resultados para saber si nos movemos en la verdad, porque
la muy extendida creencia de quien tiene buena intención obra bien o
no puede equivocarse o es excusable todo lo que haga, es un gran
error, porque es un error que busca su supervivencia, busca no
corregirse para seguir siendo lo que es, un error bien intencionado.
Lo cual no quiere decir que no cuente su buena intención, aunque
este mal encaminada, de hecho la buena voluntad es la base para que,
como digo, nuestro tiempo sea positivo.
Retomando el hilo, un
desgaste del tiempo puede ser algo positivo pero también algo
negativo, dependiendo del jugo que le saquemos al tiempo lo estaremos
perdiendo, entregando, utilizando, ofreciendo, ganando, despreciando,
transformando.
Por
poner algún ejemplo, las nuevas tecnologías y los vicios que
producen, son como garrapatas que se enganchan en nuestro pensamiento
y siempre tenemos el gusanillo de mirar, cuando parece que no tenemos
nada en que ocuparnos, cuando estamos en una situación que no
sabemos que hacer y sacamos en móvil aunque sea solo para simular
que hacemos algo, en lugar de hablar, de enfrentar la situación. O
cuando estamos saturados y queremos desconectar para distraernos, nos
dejamos llevar y les damos nuestro tiempo voluntariamente, somos
hipnotizados por aquello que nos saca de nuestras preocupaciones por
un momento. Parece inofensivo perder el tiempo, pero no solo nos
roban tiempo, nos roban pensamientos, nos inducen en un suave
letargo. No solo está mal hacer el mal, si no que está mal no hacer
el bien. Por muy inofensivos que parezcan los pecados de omisión,
son debilidad de espíritu. A esto nos llevan, haciendo que pensemos
cada vez menos nos debilitan, y nuestro tiempo es suyo. Si, porque al
igual que al utilizar nuestro tiempo en los demás puede parecer que
lo perdemos, puede parecer que ellos se enriquecen utilizando el
tiempo para ellos mismos, y si nosotros no utilizamos el tiempo como
debemos les estamos ahorrando tiempo, les facilitamos las cosas. Si
no usamos bien nuestro tiempo, ellos se aprovecharán y tendrán más
tiempo porque tienen parte del trabajo hecho.
En
principio puede parecer que nos roban tiempo, porque así es, pero
hay una condición que es imposible de superar para este hurto,
nuestra voluntad. Pero esto, evitar que se apropien de nuestra vida,
solo es posible cuando tenemos el control absoluto de nuestra
voluntad, cuando somos verdaderamente libres, mientras tanto nos
robarán nuestro tiempo. Simplemente, cuando nos roban el tiempo es
cuando no hacemos lo que debemos. El mal, el demonio, los malos nos
roban lo que nos pertenece porque les dejamos.
Se
podría objetar que hay cosas inevitables, como las que ya vimos, y
es cierto, pero si utilizamos estas cosas y las enfocamos todas
apuntando hacia la luz, es posible que perdiendo el tiempo no lo
estemos realmente perdiendo. Si conseguimos llegar a este control,
estemos haciendo lo que estemos haciendo, estaremos aprovechando el
tiempo. Estaremos sacando beneficios de los talentos que nos dio el
Señor de la viña. En apariencia perder el tiempo es no llegar a ser
nadie, no llegar a tener nada, según el mundo, según la mayoría
será una perdida de tiempo perder la vida por Dios, un Dios que cada
uno ve de una manera: inexistente para muchos, inalcanzable,
improbable, injusto, indiferente para otros, inexorable para unos
pocos, innegable.
Aún así yo me
reafirmo contra toda lógica mundana, y quiero creer que sería capaz
de dar mi vida, en estas palabras: “Porque todo el
que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida
por causa de mí y del evangelio, la salvará.” Marcos 8: 35.
Dios
es real y también el tiempo que nos ha dado, y nos llama a recuperar
lo que nos pertenecía para que sea siempre nuestro, porque el pecado hizo que se rompiera el reloj; creo que esta imagen lo reprenta muy bien. Tiempo infinito.
A esto lo llaman vida eterna. Os insto hermanos, porque seremos hermanos si llagamos a ser hijos: recuperemos la vida eterna que nos
pertenece como herencia.






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