Saquemos los remos
Saquemos los remos
Las palabras nos hablan, lentamente intentan calar nuestra piel, traspasar nuestros huesos, pero hay velos que solo la experiencia destapa y que la inocencia protege haciendo impermeable nuestra consciencia. Más al cruzar el río de la infancia y más allá, se hacen realidad palabras sabias, palabras que resbalaron por nuestra armadura de ingenuidad, y que resuenan diciendonos: más tarde lo entenderás.
Y ha llegado ese momento en el que las palabras cobran vida y al mirar atrás solo quiero mirar adelante, en el que existe un faro blanco que dando vueltas espera, y cogeré fuerzas donde no había, cogeré lo que de mi corazón queda y haré de esos latidos mi bandera.
Los ojos se me abren, ni que yo lo pidiera. Sabor agridulce, como un charco estancando ha dejado lo que mi otro yo ha soñado. Charco pantanoso que me atrapa. Pesadilla lluviosa que penetra en lo profundo de mi espíritu inexplorado.
A veces, lo bordeo, solo a veces. Me sacudo la ropa mojada y el sol esplendido lo deslumbra todo. El sendero aparece seguro, me recoge y me pone a salvo de los peligros pasados. Porque en la montaña dónde es hermoso contemplar, es arriesgado acampar por más de una noche fría, implacable.
No puede un barco navegar sin timón. Y si lo pierde está perdido, a no ser que el perderlo haya sido una ilusión, pues era una vela lo que se confundió con timón, vela orgullosa, inchada de promesas que el viento soplo.
El horizonte con la mirada clavada, la vela que con el mástil partido, la hemos perdido.
Saquemos los remos, será divertido.

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