Imcompleto
Asi me siento
Intranquilo busco piezas, partes del alma imperfecta.
Recorrí los montes y sierras, verdes, blancos y húmedos.
Me olvidé de la gente, me refugié en cuevas que algunos conocen.
Ansioso, impaciente saltando entre las palabras, descubrí cual es la figura que debo formar.
No tuve que buscarla más entre la putrefacta pócima que atrae a los vivos con su delicioso aroma, placentero hasta la última gota, la última gota que te deja vacío.
Más ahora, investigo pedazos, indago trozos de felicidad, como si fuera uno más de los que buscan consuelo en el mal.
Mirando abajo, a la tierra batida, porque las ramas torcidas de este árbol que es mi yo, yo mismo, no me dejan ver el sol, el astro que es mi guia, y su peso excesivo me estrangula, me seca la sabia, poderoso torrente que no puedo controlar.
Una mezcla de miedo y de ansia que busca lo mismo de lo que mi corazón no quiere volver a probar.
Lo he intentado.
Entre delicadas flores, tulipanes que amortiguan la caída, entre dos fuertes columnas que sostienen la estructura, armazón agrietado, lo he intentado.
He intentado olvidarlo todo, ser un lienzo en blanco para poder dibujar, pintar con los nuevos colores, colores vivos que prometen guiar mi pincel, colores altivos, risueños prometidos por el Eterno, sempiterno descanso añorado.
Apetito, deseo universal que todo espíritu anhela encontrar, exprimirlo, sentirlo, abrazarlo y abandonar íntegro todo el dolor, huir y reposar en ese elixir mágico, me fascina.
Desasosiego que me produce encontrarme con él por si al alejarse me rasgara por dentro como una zarpa punzante, como un travesaño que pierde su viga y se desploma.
Revivir lo pasado.
No hallar lo más cotizado.

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