Los tres "dioses"

"¿Qué pasa con este mundo y cuál es la causa?"






El mundo está dividido. Por todas partes hay división. Países contra países. Partidos contra partidos. Ideologías contra ideologías. Religiones contra religiones. Compañeros contra compañeros. Amigos contra amigos. Incluso familias contra familias y hermanos contra hermanos. Padres contra hijos e hijos contra padres. Mires donde mires hay desacuerdo y división, divorcio, separación y conflicto. ¿Si o no? 

Seguro que no estás de acuerdo con mucha gente en muchas cosas. “¿Quién tiene la verdad? ¿Por qué pasa esto?” Soberbia, orgullo, vanidad, engreimiento, arrogancia, presunción. Eso es lo que divide al mundo: la falta de humildad. Hacemos todo con soberbia, desde pequeñitos. "Mamá mira qué bien hago esto" y buscamos el reconocimiento de nuestros padres, que nos digan que somos los mejores en esto o lo otro. Siempre queriendo hacerlo mejor que nuestro hermano. No estoy diciendo que sea malo esforzarse y mejorar, por supuesto, ni que tus padres te animen cuando haces algo bien, pero detrás de nuestra primera intención de mejorar en algo, siempre hay un deseo de reconocimiento, casi de alabanza hacia nosotros mismos. "¿Qué pensarán los demás de esto?" "Quiero que piensen que soy bueno en esto, que soy el mejor. "¡Hala, mirá este lo que hace!" 

Estamos hinchados de orgullo. Queremos ser Dios. Desayunamos orgullo, comemos soberbia y cenamos vanidad. El problema está en que cuando hacemos algún trabajo por alguien, o alguna obra bien hecha, o cualquier cosa que merezca un reconocimiento nos centramos en nuestro mérito hasta destruirlo. Es más, no es raro hacer algo bueno por el simple hecho de poder decir "mira lo que he hecho". Los demás pueden no darse cuenta pero ese acto no vale nada si solo buscamos gloria para nosotros. Que complicado me parece hacer algo bien hecho sin pensar en mí mismo. 
 La caridad y la humildad son antónimos a estos vicios. Todo vicio se ve superado por una virtud.

Así, si encontrásemos esa humildad en nosotros mismos, reconociendo el mérito a nuestro creador, no buscaríamos gloria en nuestras acciones. No viviríamos buscando nuestro propio beneficio sin importarnos los demás. No estoy diciendo nada nuevo. Si todo es gracias a ÉL, ¿Quiénes somos nosotros para creernos importantes? Piensa cada vez que haces algo, porque lo haces o por quién. Que no vea tu mano izquierda lo que hace la derecha. La soberbia que hay detrás de cada pequeña acción está acabando con el mundo. Todo está relacionado, la fama, el poder y la riqueza. Todos buscamos algo de eso, unos más que otros. Justo lo que buscamos puede ser nuestra perdición. No son nuestros amigos, son nuestros enemigos. Falsos dioses. Luchemos pues hermanos en Cristo como lo hicieron los antiguos cristianos. 

La fama se combate con la humildad, el poder con la servidumbre y la riqueza con la pobreza. Debemos entonces ser pobres humildes servidores del Señor. 
Analicemos el ejemplo que nos da Jesús en este tema cuando pasa sus 40 días y 40 noches en el desierto sin comer ni beber. Las tres tentaciones. Dice así: "Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, tuvo hambre. Y se le apareció el diablo y lo tentó: Entonces, acercándose el tentador, le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes para comer. Más Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Después de esto le transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y le puso sobre lo alto del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues está escrito: Que te ha encomendado a sus Ángeles, los cuales te tomarán en las palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Replico Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Todavía le subió el diablo a un monumento muy encumbrado y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras. Entonces Jesús le Respondió: Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás. Con esto le dejó el diablo; y he aquí que se acercaron los Ángeles y le servían." 
 Está claro, la primera tentación es la riqueza, el pan representa lo material. La segunda es la fama, el diablo le ofrece la fama por medio de un milagro. La tercera, el poder. "Todo esto te daré si postrándote me adoras". No es casualidad que estas sean las tres tentaciones. Sin quererlo el demonio nos da pistas. Son los tres "dioses" principales con los que intenta dominarnos. Y está claro como el agua, ahora mismo el mundo a sucumbido a lo que él les ofrece. ¿No te parece que es lo que la gente busca en la vida? Totalmente. Con todas sus derivaciones: placer, diversión, comodidad, reconocimiento, lujo, una buena vida en definitiva dirían ellos. Esas cosas no son malas en si mismas. Pero sin control y en exceso nos destruyen.

Comentarios

Entradas populares