¿Tiene sentido tu vida?

Pregúntate: ¿Tiene sentido mi vida?



No es tarea fácil entender la vida. Quién más y quien menos, todos lo intentamos. Podemos intentar un método de observación: observar la naturaleza, las leyes que la gobiernan o que nos gobiernan a nosotros mismos, y abservar también, como no, a nuestros semejantes. Y para entender el alumno se hace preguntas, preguntas que todos conocemos. Es importante, desde mi punto de vista, saber contestar a la vida cuando te hace preguntas porque la vida es una constante pregunta que te hace ser una constante decisión. 

Hay quién dice que para aprender a vivir hay que aprender a divertirse, a vivir la vida. Pero esa respuesta nos deja desarmados cuando llegan los problemas. Hay quién dice que para aprender a vivir la única manera es vivir y aprender de la experiencia. Y aunque es cierto que de la teoría a la práctica hay un buen trecho, y en este caso hasta que no lo vivamos por nosotros mismos no lo entenderemos bien y no lo entenderemos de golpe, sino que es un proceso, sin embargo, partiendo de la teoría podremos descubrir verdades que nos serán útiles en el futuro o podremos entenderlo mejor en el caso de haberlo vivido ya previamente. 

Y si la vida es una constante pregunta, nosotros somos una constante respuesta. ¿Cómo vamos a responder si no sabemos la respuesta? Es por eso que nos equivocamos. Pero es también cierto que si la vida es una constante búsqueda, nosotros somos constantes buscadores de la verdad, y es por eso que acertamos, cuando somos poseedores de la verdad. 

Hay quién dice también que para aprender a vivir hay que aprender a sufrir y al ser el sufrimiento algo inevitable la respuesta parece lógica. Porque si aprendemos a sufrir, cuando llegue el sufrimiento sabremos sufrir y cuando llegue la diversión sabremos divertirnos, porque sabremos valorarla mucho más que los que se divierten sin entender su valor. Pero si aprendemos a divertirnos, cuando llegue el sufrimiento no sabremos sufrir y es más, ni si quiera sabremos divertirnos porque no sabremos valorarlo. Es entonces la respuesta para entender la vida si la vemos en toda su extensión. Entender el sufrimiento es la respuesta. 

Solo soy uno más buscando respuestas, pero quizás te gusten las que he encontrado. Lo mismo que podemos preguntarnos con la humanidad, con el universo, nuestros sentimientos o con lo que se nos ocurra, podemos hacerlo también con el sufrimiento: ¿De dónde viene y a dónde va? Es decir, ¿Cuál es su origen y cuál es su finalidad? O ¿Por qué existe? ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién lo ha creado? ¿Es justo o injusto que tengamos que sufrir? ¿Por qué está tan mal repartido? ¿Es Dios el culpable o somos nosotros? ¿Por qué Dios lo permite?

Cómo siempre daré una respuesta desde el punto de vista cristiano porque es el único que tiene capacidad de respuesta lógica a todas las preguntas. Dios, que es todo bondad, creo al hombre libre, y libre del sufrimiento en su plan original. No existía el sufrimiento como nuestro yo interno exige. Y nuestro Padre que quería evitar nuestro mal nos previno. Pero entonces el hombre decidió y de esa decisión nació el pecado original, un mal que nos produjo el primer sufrimiento. Sufrimos por primera vez, por haber desobedecido y porque el pecado en sí mismo nos hacía daño. El sufrimiento consecuencia del pecado empezó a existir de este modo y tuvimos que aprender a convivir con él. Pero Dios no nos abandono a nuestra suerte, si no que viéndose "obligado" a permitir el dolor para no destruir nuestra libertad, para que no fuésemos animalitos sin voluntad, dado que podíamos elegir entre el bien o el mal, decidió no solo permitirlo sino utilizarlo en nuestro beneficio. Convertir el mal en bien es su especialidad. Así como podemos ver el sufrimiento que nos requiere el conseguir algo, con esfuerzo y dedicación, podemos ver los resultados positivos al alcanzar nuestros objetivos y recibir el mérito merecido. Sin ese sufrimiento no tendríamos mérito.

Así pues el sufrimiento, consecuencia del pecado, es nuestra moneda de cambio para deshacernos del mismo pecado. Es esta su finalidad, hacernos meritorios a los ojos de Dios, al vernos sufrir por El, restablecemos lo que perdimos por el pecado. Es el pecado la causa de su existencia porque nace de él y es al mismo tiempo su peor enemigo porque destruirlo es su finalidad. Así pues en el mismo origen encontramos su finalidad y entendemos que fuimos nosotros quiénes lo creamos y somos nosotros los que lo alimentamos para que engorde en otras personas cuando les hacemos daño, osea cuando pecamos. Cuando hacemos el mal causamos sufrimiento, primero a Dios, luego a los demás y a nosotros mismos, y es porque al ser el mal el creador del sufrimiento es su materia prima, es leña para la hoguera en la que todos ardemos.

Y si el mal es su origen, su alimento y su enemigo, el bien es su finalidad, su aguacero que extingue las llamas, su aliado y amigo. ¿Cómo pueden ser amigos el sufrimiento y el bien? Porque ambos tienen como enemigo común el pecado. Es haciendo el bien como más se sufre para expiar nuestras culpas, para ganar mérito, para destruir la maldad. Jesús lo demuestra muriendo clavado en la Cruz por nuestros pecados. No ha habido nadie que sufriera tanto como El. Por eso podemos decir que vencio al pecado, Jesucristo vencio al pecado por medio del sufrimiento. El sufrimiento vence al pecado, aqui radica la función de aquel que viendose obligado a existir nos da la opción de limpiarnos aunque duela frotar la herida. Y por eso con su sufrimiento nos redime y nos da la posibilidad de salvarnos.

Dios mismo, después de ser traicionado por el hombre, baja al mundo para darnos ejemplo de cómo arreglar lo que estropreamos y muere por nosotros. Tan grande es su amor y su misericordia que se hace hombre para salvarlo. Tan grande es su infinita inteligencia que en el mismo problema encuentra la solución. Tan humilde es que siendo todopoderoso no hace alarde de su categoría de Dios. Y El es el primero en sufrir para enseñarnos, "coge tu cruz y sigueme". Aún sin culpa, siendo el cordero inocente, se sacrifica porque es el Amor, el Amor clavado en la Cruz.

La realidad es esta, Dios crea el hombre, el hombre le traiciona y empieza a sufrir a consecuencia de ello, a consecuencia de que Dios se aleja. Empieza a existir el mal entre los hombres. Entonces el hombre se encuentra perdido y no entiende porqué sufre y clama al cielo exigiendo a Dios y le culpa de sus desgracias. Pero en ese momento el Padre encuentra mérito en algunos de sus hijos que le aman y por amor sufren. Dios se compadece y baja a la tierra para darnos la vida eterna si creemos en El. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El sufrimiento se convierte en moneda de cambio para limpiar la culpa que originó el sufrimiento. Es por eso que El es el Salvador. Es por eso que se abrieron las puertas del cielo. Es por eso que la Cruz es la salvación. Es por eso que el Amor nos redime. Es por eso que el Amor bajo al mundo para salvarnos, por eso si somos amor seremos uno con El y ayudaremos a salvar almas. Es por eso que sufrir por amor tiene sentido. Es por eso, porque somos pecadores, que merecemos sufrir por nosotros o por los demás. Es por eso que en este mundo no hay justicia, porque el mal campa a sus anchas y no es el sufrimiento el culpable. Es por eso que Dios lo permite, porque nos salva, nos hace mejores si queremos. Es por eso que podemos arder en la llama del amor para elevarnos con el espíritu, aunque duela, para no ser troncos que se pudren, para ser la chispa amorosa que prende la leña de las imperfecciones humanas y nos hace ligeros para subir hacia nuestro Padre. Es por eso la vida una dura prueba. Es por eso el camino estrecho. Es por eso más fácil condenarse que salvarse, porque es más fácil rechazar el sufrimiento y huir de él. Es por eso que el mundo odia a Dios. Es por eso que no le entienden. Es por eso que le rechazan y le matan cuando nos exige nuestra parte. Es por eso que los buenos se dejan pisotear. Es por eso que el bien parece más débil que el mal, porque al aliarse con el sufrimiento el mal se ríe de él. Es por eso que Dios nos ama, porque nos da la llave de su reino. Por todo eso la vida tiene sentido, porque el amor y el Amor nos devuelven lo que perdimos.


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