Apagar el "YO"


Superar el momento, sobreponerse apagando el "yo" y dejando paso a mí Rey.
 Apartarse, hacerse a un lado mansamente, respirando tranquilidad y no agobio, no irá, no impaciencia, no reaccionar embistiendo, dejándonos llevar por la situación que nos molesta, que nos exige atención, tiempo, dedicación, caridad que lleva al amor por los hermanos, dulzura mezclada con rigidez, con intransigencia con el error y misericordia con el errado. Tener presente en todo momento, prendido perenne el compromiso con la verdad, constante calcada en el corazón, nuestra esperanza, su gran finalidad.



 Reclinados, humillados repitiendo siervo inútil, quiero servirte de verdad. He fallado Padre, te he fallado y vuelta a empezar. Y cuanto más te falto y me crezco, más me faltas y me alejo, y luego me doy cuenta que no te cansas de perseguirme, de llevar mi peso en tus hombros, hombros heroicos y por ellos carga ligera, la mía, que no es nada en realidad.



 Me doy la vuelta y sigues detrás, echo a correr y me alcanzas, me escondo, huyo porque tú camino siempre exige más, y me canso y me quejo de los demás.
Me llamás, vuelvo a tú lado, caminamos juntos de nuevo.
Tú alto, radiante, bosques a los lados, yo alegre, pequeño, oveja redimida.
Miro hacia arriba, contemplo, prometo.
Tú me susurras al oído: "te comprendo, te puede tu humanidad, lo importante es ser humilde, reconocer que somos hombres y después poner tu voluntad".
Voluntad entregada al buen combate, sin excusas, sin miedos que nos impiden actuar.



 Alimentar la fe, que no pase hambre de verdades, que no adelgace porque le falta tiempo de adorar, de acompañar, de suplicar, de sacrificarse, tiempo de formarse, tiempo para poder salvarse. Actuar, llevar lejos la fe haciéndola actuar, hablando, convirtiendo, dejándola escapar para que cale, aunque nos cueste la vergüenza, aunque nos exija perder amigos, aunque los demás piensen que nos deberíamos callar, que piensen que no es el momento o el lugar, que piensen que no es cosa nuestra sus asuntos en particular, que molestamos, que somos radicales, tiquismiquis, que exigimos demasiado, que no sabemos disfrutar, que no nos tienta lo que ellos disfrutan y más tarde pagarán.





 Caridad, caridad es amor en acción, caridad por los demás, caridad que nos preocupa, que nos arde, que nos empuja, por salvar almas. Y cuanto más ardemos en el amor, más quema este ansia de amor que quiere expandirse, quiere conquistar almas para tener más territorio donde ser cultivado, para seguir creciendo, espolea a la caridad que está hambrienta, sedienta de guerreros que engrosen sus filas, que sean cultivos fértiles de donde broten nuevas lanzas afiladas que atraviesen corazones, corazones que se rompen, que implosionan al sobreamar, que son reconstruidos y al volver a luchar son más grandes, son más fuertes, se deshacen con cada lanzazo y se vuelven a edificar, se levantan cada vez más altos, hasta ser fortaleza, ser héroes, fortalezas de metal, preciosas.


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