El mundo piensa
El mundo piensa que creer en Dios es locura. Piensa el mundo, ¿no es el amor una locura, una fiebre sin cura?
Mírale a Él, muerto por locura. Pero es locura de amor, que en el fondo no hay mayor cordura. Ni mayor amor que el que parece locura, porque se entrega del todo y no calcula.
El mundo piensa que su amor fue locura, que su Cruz una absurda tortura, que es su boca blasfema y culpables sus esculturas.
Piensa el mundo, el mundo piensa que olvidándose de Él, no pensará El en el mundo. Piensa que acabando con su vida acaba con el peso De la Cruz, que se libera, que escapa. Que si es feliz, que si ama. Que es imposible ser feliz sin amor. Que es ser feliz su mayor convicción. Que ama al amor que rechaza, que escupe, que mata. Que no tolera sus órdenes y que es un tirano opresor. Que el amor exigente, que llora, que sufre, que duda, que agobia, que siente, que espera que seas valiente, no vale la pena seguirle la corriente. Piensa el mundo, el mundo siente que es amor cualquier cosa caliente, que todos somos una misma mente y que es locura pensar diferente.
Y llega el momento en el que te sientas con esa gente, que no esperas que sepan como te sientes ni saber hasta qué punto nadan contracorriente. Te hablan, te cuentan y ves que son valientes. Que cantan sus verdades, que ríen sus defectos, que adoran al mismo Dios que llevamos dentro.
Que creen en el amor como realidad oculta, que se palpa, que se siente en los caminos, en los altares de campos apartados, que une, que arde en nuestros corazones, que saltan, que entienden que con el amor, somos uno.
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