El niño curioso

 Había hace tiempo un niño, era tranquilo, curioso, moreno y rizado. Cada cosa le sorprendía. Salía afuera y se quedaba mirando, una ramita, un bichito, una flor cualquiera u otras cosas más grandes, como las montañas o el gran cielo con nubes gorditas. Por la noche las estrellas bailando. Y cuando podía se iba más lejos, exploraba y descubría cada día algo nuevo. Árboles grandes y pequeños, plantitas que salían de la tierra, colores, sonidos raros de grillos y pájaros y también agua que al caer parecía que hablaba. Y es verdad, las cosas le hablaban y él pues hablaba con ellas.
Y ¿Qué le decían?
La flor le decía:  mira niño soy preciosa, mira cuántos pétalos tengo y que colores, yo soy así para que los prados se pinten y los niños como tú sepan que alguien nos ha pintado.
Los bichitos le decían: niño, niño mira nuestras alas como brillan con el sol, mira cuántos bichitos somos y cada uno tiene su forma y su color.
El cielo y las montañas se juntaban y decían: el viento que sopla hace nubes en mi azul y mis amigas son tan altas, tan fuertes y tienen tantos árboles y tantas enormes piedras que siempre nos preguntamos entre nosotros, ¿quien será el que nos pensó?
Las estrellas sonriendo dijeron: fíjate como brillamos, somos luz aunque vivamos en la noche.
Los pájaros volaban alto pero cuando se posaban en una ramita el niño los miraba y ellos le respondían: niño sabemos lo que piensas, quieres saber cuántas plumas tenemos, por qué nuestro pico es pequeñito en los gorriones, muy largo en los pájaros carpinteros, o como un gancho en las águilas. Y también quieres saber quién nos enseñó a volar tan alto y no tener miedo.
Y el agua, ¿Qué decía? Decía: mira niño yo soy la cosa más limpia que existe, si quieres puedes mirar a través de mi, pero ten cuidado de no ensuciarme porque cambio de color. Puedes oírme cuando caigo del cielo o cuando corro por el río, pero también se estar callada. Puedes sentirme caliente si el sol quiere porque sin él soy fría. En fin, decía tantas cosas.
Y el niño las escuchaba muy muy atento y pensaba y pensaba. Hasta que un día pensó: voy a preguntarles a las cosas. Si voy a preguntarles qué quien las ha hecho y que porque están ahí. Quiero saberlo. Y cuando lo sepa le buscaré y le encontraré. Y entonces le preguntaré a él si también me ha hecho a mí y porque. Así fue y le pregunto a cada cosa la misma pregunta: dime ¿Quién te ha hecho y por qué?
Las flores le dijeron: a nosotras nos ha hecho la belleza para demostrar que existe.
Los bichitos dijeron: a nosotros nos ha hecho la imaginación infinita para demostrar que existe.
El cielo dijo: a mi me ha hecho la grandeza para que sepamos que existe.
Las montañas altas y fuertes respondieron: a nosotras nos ha hecho la fortaleza para que quién nos mire sepa que existe.
Las estrellas se rieron al escuchar la pregunta (jijiji) ¿Tú quién crees que nos hizo? Somos luz porque la misma luz es quién nos hizo para demostrar su existencia.
¿Y las aves? Se preguntaba el niño, y mientras caminaba buscándolas decía hablando consigo mismo: no se me ocurre quién las habrá hecho.
Pero al encontrarlas ellas le explicaron: mira niño es muy fácil de saber, a nosotras nos ha creado la libertad para que todos vean que pueden ser libres.
Por último, llego hasta el agua y le hizo la misma pregunta que a todos. ¿Quién te ha hecho y por qué?
Y el agua muy tranquila le dijo al niño: a mi niño me ha formado la pureza para que mirando a través de mi los demás sepan que existe y puedan ver cómo es.
Está bien dijo el niño, ya tengo las respuestas.
Y ahora ¿Qué hago? Parece que a cada cosa la ha hecho alguien diferente. A las flores la belleza, y esa ¿Quién es? A los bichitos ¿Quién era? ¿Te acuerdas tú? Ah si la imaginación infinita. Al cielo..la grandeza. Y..¿A las montañas? Sisi la fortaleza las hizo. ¿Que más..? Las estrellas, ay como brillan, y es porque están hechas por la luz.
A las aves.. La libertad y al agua ¿Quién lo sabe? Laaa.. pureza si. Pero espera, las flores..¿no son imaginación infinita también? Además de bellas si y también son libres. Y los bichitos oye son bellos con tantos colores y libres y brillan con la luz. El cielo además de grande es... Bello y está lleno de luz y pureza. Las montañas si son muy fuertes pero bonitas y grandes también. ¿Y las estrellas? Son libres, grandiosas y bellas. Y el agua es bonita bonita, corre libre y hay mares inmensos.
Creo que está todo relacionado dijo el niño. El que hizo las flores tiene que haber hecho el cielo. El que encendió las estrellas, pinto las nubes y coloreo los bichitos, le dio alas a los pajaritos y decidió que el agua fuera tan limpia y estuviera tan rica.
Si eso es! gritó el niño. Hay alguien que es grande, que es bello, que es puro, que tiene una imaginación infinita, es luminoso y fuerte y si hizo todo esto fue libremente.
Entonces.. si hizo todas las cosas y yo vivo con las cosas, es imposible que no me hiciera también a mi. Además yo puedo hablar con las cosas y me han dicho que existen para que yo sepa quién las hizo. Creo que las cosas existen para mí..¿Será que quién me hizo fue para que yo le conociera a él hablando con todas estas cosas?
¿Quieres saber qué pasó al final? Al final, el niño encontró a quién había hecho todas las cosas y le había hecho a él también y hablo con El todos los días y le dio las gracias por todas las cosas bonitas, grandes, con mucha luz y muy puras que había hecho. Las estrellas, las flores, los pajaritos, el cielo y el agua y todo con lo que el niño jugaba y amaba.

 

 

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